jueves, 10 de diciembre de 2015

NUMERO 1. BORRACHOS. LITERATURA: MALCOLM LOWRY


Borracho, borracho, borracho

Así, al parecer, constaba como razón para la deportación que Malcolm Lowry sufrió por parte de las autoridades mexicanas en el verano de 1938. Y es que para bien o para mal, la bebida siempre había estado ligada a su vida, y en su prosa oscura y densa, la había interiorizado de tal manera que su dipsomanía se convirtió en el tema central de sus mejores obras.
Es curioso que un escritor que ha colocado una obra como “Bajo el volcán” entre las veinte mejores novelas de la historia para muchos críticos especializados, sea un gran desconocido para los lectores a pie de calle. Tal vez su estilo no sea el más fácil de seguir de los grandes novelistas de habla inglesa, pues a veces su acción es difusa, mareante, un tanto kafkiana. Los vapores etílicos impregnan las páginas hasta contagiar al lector su embriaguez.

Lowry nació en 1909, en el seno de una acaudalada familia inglesa. Estudió filosofía en Cambrigde y con apenas 18 años se enroló en un barco mercante que seguía la ruta asiática, Shanghai, Hong Kong, Singapur... Después de una singladura de un año, y fruto de sus peripecias a bordo, escribe su primera novela “Ultramarina”, una obra de juventud influenciada por sus lecturas de aquella época.
La historia trata de un aprendiz de marino que lucha por ganarse el reconocimiento de la ruda tripulación que lo desprecia al considerarlo un novato que se enrola por capricho. Relata la vida a bordo del Oedipus Tyrannus (que sería lo que entre nosotros Edipo Rey) entre las rencillas de los marineros y las visitas a las tabernas y prostíbulos portuarios.

Tiene fama Macolm Lowry de ser un autor maldito entre los malditos, y ya en esta primera época comienzan a darse síntomas de su evidente mala suerte. Tiene que reescribir de nuevo la novela, pues al editor le roban su maletín con la única copia de la novela en su interior. Según Lowry había tirado todos los manuscritos anteriores, aunque al parecer un amigo suyo consigue rescatar una copia previa de su papelera. Las perdidas de manuscritos y calamidades de esa índole se prolongaría a lo largo de toda su vida: la única copia de “Bajo el volcán” conseguiría recuperarla milagrosamente de un incendio de su cabaña en la Columbia Británica, no sin antes sufrir graves quemaduras al caerle una viga ardiendo sobre su espalda. Hace unos años, se ha conseguido rescatar una copia de “En lastre hacia el Mar Blanco” recuperada de un cajón polvoriento y pasada a máquina por Jan Gabriel, una de sus esposas. Esta novela, Lowry, la había dado por perdida al quemarse la que creía su única copia en el incendio antes mencionado. Este extravío le causó un gran sufrimiento a lo largo de toda su vida.

Con poco más de veinte años, Lowry ya tiene una adicción fortísima por el alcohol. En 1933, su amigo y novelista Conrad Aiken y su mujer se lo llevan de vacaciones a España. Llegan a Gibraltar, donde al parecer, Malcolm lee el “Ulyses” de Joyce, y visita Andalucía.

En Granada y concretamente en los jardines del Generalife, Lowry conoce a una neoyorquina de gran belleza, Jan Gabriel cuyas pretensiones eran ser escritora y actriz. Terminarán casándose en París, aunque rápidamente ella se da cuenta de su vida tormentosa y tras algunas infidelidades termina regresando a Nueva York, mientras Lowry se pierde una temporada en las tabernas de los bajos fondos de Londres. Sin un céntimo, su padre, un rico comerciante de algodón le costea el viaje a América en el trasatlántico Aquitania y una cura contra su alcoholismo en el Hospital Bellevue de Nueva York.
Lowry sigue a su esposa hasta Hollywood, donde durante una época se mantiene escribiendo guiones y dándole a la botella. A finales de 1936, viaja a Méjico junto con su mujer, y se instala en Cuernavaca, con intención de salvar su matrimonio, pero se hunde en una profunda fase de alcoholismo, y finalmente es abandonado por su mujer que se divorcia definitivamente.
El escritor permanece en Oaxaca hasta su deportación sumergido en su delirio autodestructivo, pero en sus instantes de lucidez comienza la escritura de una de las obras culmen de la literatura: “Bajo el volcán”. En ella, y como trasunto de sí mismo relata la vida de Geoffrey Firmin, ex-consul británico en Cuernavaca, su mujer Yvonne (inspirada en Jan Gabriel) su hermanastro Hugh, durante el día de muertos de 1938. Se narra como el matrimonio pretende recuperar su relación, jalonada de infidelidades y borracheras.
La historia es un verdadero descenso a los infiernos, por parte de su protagonista, que es el propio autor, que pretendía en origen escribir una trilogía que pasara por el Purgatorio, el Paraíso y finalmente el infierno, pero que posteriormente resultó integrado todo ello en “Bajo el volcán”.
Es una novela fuertemente simbólica, que arrastra repetitivamente varias frases, hechos y pasajes a lo largo de toda la obra. Un elemento simbólico fundamental aparece personificado en el volcán Popocatépetl, que como una estática Moby Dick jalona continuamente la narración. Otros son, la guerra civil española, que anticipa el infierno bélico que destruirá Europa y que colorea el trasfondo de la obra con un matiz bélico e ideológico. También es recurrente, el ecologista cartel que dice: “Le gusta este jardín que es suyo? Evite que sus hijos lo destruyan.”
Toda la novela posee un denso y crudo desarrollo, rodeado por todas partes de alcohol, tequila, mezcal sobre todo, y que a pesar de su trayectoria abocada a un paulatino hundimiento y ahogo, se percibe en ella la necesidad de emersión y de salvación de su protagonista.
Una obra sin parangón, que fue repudiada hasta trece veces por diversas editoriales, y que después de diez años, cuatro re-escrituras, pérdidas de manuscritos y múltiples circunstancias, consiguió ver la luz en 1947. Nadie ha conseguido trasladar el abismo de la adicción a la botella como Malcolm Lowry, que aun tuvo tiempo antes de su muerte acaecida en extrañas circunstancias diez años más tarde, de regresar al escenario de su novela central en “Oscuro como la tumba donde yace mi amigo”, una obra donde retoma a través de un viaje a Méjico, una tumba y las tinieblas del pasado, el hilo de la búsqueda del averno y de la oscuridad que en realidad habitan en sí mismo.

Malcolm Lowry se casó nuevamente en 1940 con otra actriz y escritora, Maggie Bonner, y se instaló en una cabaña en la playa cerca de Dollarton, en la Columbia británica. Viajaron juntos por Europa, el Caribe y Estados Unidos, y Lowry siguió bebiendo de manera febril, alternando épocas convulsivas de borrachera, con etapas de intenso trabajo literario que derivó a partir de 1954 en una nueva sucesión de capítulos etílicos durante su estancia en Londres que finalizó con su muerte en 1957, que al parecer se debió a una mezcla letal de alcohol y antidepresivos.

Además de las ya citadas, “Ultramarina”, “Bajo el volcán” y “En lastre hacia el mar Blanco”, dejó algunas otras novelas como “Escúchanos ,oh Señor, desde el cielo, tu morada” o “Piedra infernal” en la que un alcoholizado pianista de jazz, peregrina en Nueva York por las tabernas del puerto, hasta que termina en un hospital psiquiátrico, en el que no sabemos si es una cárcel, un barco o el mismo infierno, rodeado de marineros, borrachos y deshauciados. Una vez le dan el alta, regresa de nuevo a las tabernas portuarias en un viaje sin retorno... o tal vez de eterno retorno?

Lowry dejó además una buena colección de poemas, recogidos tras su muerte, en 1962 en la obra “Select Poems”. Una muestra:

SIN TIEMPO DE PARARSE A PENSAR


La única esperanza es el próximo trago.

Si te apetece puedes dar un paseo.

Sin tiempo de pararse a pensar,

La única esperanza es el próximo trago.

Inútil titubear en el límite,

Peor que inútil todo este hablar.

La única esperanza es el próximo trago.

Si te apetece, puedes dar un paseo.

Y para finalizar, extraído de uno de sus poemas:
Malcolm Lowry
vivió de noche, bebió de día
y murió tocando el ukelele.”













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