Aquel
bar se llamaba “Copas” y yo pasaba casi todas mis noches allí
dentro.
Una
de aquellas noches, deambulando de bar en bar, después de tomar unas
cañas en el “Marfil” me introduje en aquel pequeño pub situado
encima del Filloa y hoy todavía cerrado.
El
camarero estaba solo delante del un tablero de ajedrez, y no había
ni un alma más en el local. Me senté en un taburete, pedí una
cerveza y tras un rato, me invitó a jugar una partida con una mirada
de fruición. Asentí con una sonrisa. Jugamos cinco o seis partidas,
hasta que Sebastian, Bacha “para los amigos”, como él mismo se
presentó, desistió de su propósito de seguir jugando. Eso sí, me
invitó a tres o cuatro cañas antes de guardar el tablero en el final
de la barra.
A
partir de ahí comenzó una época que recuerdo con agrado. Todas las
noches, me acercaba allí sobre las doce de la noche, jugábamos dos
o tres partidas, hablábamos, me ponía discos mientras la clientela
clásica iban llegando con cuentagotas. A veces salíamos de allí a
las 8 de la mañana, y Tino me llevaba en su furgoneta de vuelta a
casa...
Una
noche de diciembre de 1996, puso una canción que nunca llegué a
olvidar. “Hang down your head” se titula. Le pedí que pusiera
más del mismo autor. Dejó sonar el disco hasta el final...:“Time”,
“Rain dogs” siguieron a esa primera... Y así se titulaba el
disco: “Rain Dogs”, y esa voz áspera, ronca y profunda era el
desconocido para mí Tom Waits, el borracho más virtuoso que ha dado
la música de estos últimos cuarenta años...
El
multifacético Tom Waits, nació hace 66 años, en California, y hoy
7 de Diciembre, mientras tomo notas para realizar la semblanza de
esta maravillosa y etílica voz, es justamente el día de su
cumpleaños. Será cosa del destino...
Era
descendiente de noruegos e irlandeses y su vida fue un continuo
deambular de club a club, donde trabajó además de como músico, como portero durante una buena etapa de su vida.
Allí
conoció el sórdido y oscuro ambiente de los tugurios, de la música
con raíces y humo de tabaco, así como el alcohol a espuertas. Y de ese sustrato nació un
estilo particular, enraizado en el rythm and blues, el soul, el jazz,
el vodevil, la música fronteriza entre Estados Unidos y México y un
sinfín de influencias entre las cuales él mismo ha reconocido a Bob
Dylan y Louis Amstrong. También es necesario indicar que su música
y sus letras tienen un fuerte trasfondo literario de la generación
beat, y deudor de otro gran borracho, Charles Bukowski, o de
los famosos Burroughs o Kerouak.
Waits
es el verdadero retrato del crooner, del canto-autor (no tal como lo
conocemos aquí) de voz grave y profunda, habitualmente algo
melódico, frecuentemente romántico, normalmente taciturno,
asiduamente profundo y descarnado. Inaugura en mi opinión (algunos
añaden a Frank Sinatra o Bing Crosby a esa familia de crooners,
pero en mi opinión el verdadero crooner no llega al éxito rotundo,
y queda siempre en segundo plano, nunca consigue el reconocimiento
absoluto) una línea de vocalistas maravillosa, entre las cuales
tengo a mis predilectos Nick Cave, Richard Hawley, Micah P. Hinson...
Curiosidades
de la vida fue descubierto por el manager de Frank Zappa, en el club
The Troubadour (un nombre adecuado a su música) y a partir de ahí
comienza a grabar discos de profundo sabor a alcohol y nicotina. El
iniciático “Closing Time (1973)”
“The Heart of Saturday Night
(1974)”,
“Small Changes” (1976),
siguen en los setenta, "Nighthawks At The Diner"
"Foreign Affairs"
"Blue Valentine"
En
aquel tiempo, su alcoholismo crónico deja una huella imborrable en
su voz, en sus letras y en el ambiente que envuelve sus
composiciones. Vive su vida a través de su voz rota, el peso inmenso
de la vida en melodías esculpidas en tristeza y ahogadas en
alcoholismo.
Al respecto, el propio Waits, comenta:
”Traté
de resolver varias cosas en torno a la imagen de sensiblero y
alcohólico depresivo que tenía. No hay nada divertido en un
borracho. Comencé a creer que había algo divertido y
maravillosamente americano en ser un borracho. Hasta que tuve que
cortar con todo ello...”
Hasta
que su discográfica le despidió, y empezó a grabar en los ochenta
con Island Records que rescató su:
"Swordfishtrombones",
y el ya
referido "Rain Dogs",
y en los noventa, tiene un cierto declive en su éxito
con Franks Wild Years, Bone Machine aunque renace de nuevo con su premiado Mule Variations,y ya en este siglo con Alice, Blood Money, y otros
discos que ya no he escuchado y a través de los cuales le he perdido la pista...: Real Gone (2004) y Bad as me (2011).
Coincidiendo
con ese pequeño bache de su música en los ochenta, comenzó su
carrera como actor, al amparo de Francis Ford Coppola, que primero le
encargó la banda sonora de One From The Heart (por la que posee un
Óscar a la mejor banda sonora original) y luego le dio papeles en
The Outsiders, La ley de la calle y The Cotton Club. Después
interpretó papeles importantes en Drácula de Bram Stoker, Queens
Logic, Vidas Cruzadas, Coffee and Cigarrettes, Dominó, El tigre y la
nieve y creo que algunas más, después de El imaginarium del Doctor
Parnassus, con Terry Gilliam, El libro de Eli, Siete psicópatas,
entre otras...
Y
mientras remato la presentación de este maravilloso borracho,
escucho esta preciosa Waltzing Matilda, donde esa carrasposa voz,
parece rascarme la nuca y me hace pensar que unas copas de más en
ocasiones nos han hecho sentirnos inmensamente felices...