El color amarillo del pintor
De Kooning es tan fuerte y tan amargo como un buen vaso pleno del
mejor tequila. No es el amarillo primitivo de Larionov, ni el
amarillo mínimo de Mondrian. Tiene algo paroxístico e inigualable.
En mi opinión nadie ha conseguido encontrar nada por el estilo en un
color, como De Kooning.
Se le etiquetó como
expresionista abstracto, pero navegó entre corrientes, y entrecruzó
la figuración y el automatismo surrealista, serpenteó entre la
abstracción y la objetividad en numerosas series de paisaje y
figura.
Untitled - 1958
Door to the River - 1960
Fire Island - 1946
Sus cuadros también pueden
decirse que son un reflejo de su vida. Un desenfreno de colores y
pinceladas. Se dice que pasaba de una inactividad contemplativa a una
agitación demente. Trabajaba como un poseso y por épocas se daba a
la bebida con tal furor que las visitas al hospital por sus
borracheras antológicas terminaron pasándole factura con el paso de
los años...
Según algunos de sus
biógrafos, a De Kooning le gustaba en exceso el alcohol y las mujeres
jóvenes, y cultivó ambos gustos con desesperación.
En cierta manera, hay algo en De Kooning que lo emparenta con el escritor Malcolm Lowry. A los 22 años dejó su Holanda natal y se embarcó como polizón en un barco de carga. Pasó a otro barco trabajando de marinero, fogonero, lo que fuera, con tal de llegar, como hizo, a New Jersey donde se estableció y se ganó la vida como pudo. Siempre había soñado con ser artista, pero en esa época, trabajó como pintor de brocha gorda. Era pobre de solemnidad y en muchos casos no tenía dinero para adquirir lienzo, por lo cual pintaba sobre cualquier cosa que encontrara, desde cartón a cualquier tablero de madera.
De cuando en cuando se
agarraba una buena cogorza en una taberna cercana a su casa, con los
zapatos y la ropa completamente salpicados de pintura. Pintaba igual
que bebía, con un impulso indómito, y se dejaba influenciar,
primero por Miró y Picasso, además de por su amigo, el pintor
Arshile Gorky.
A finales de los años
cuarenta comienza a llegarle el éxito. Un éxito merecido tras dos
décadas de afanosos esfuerzos por encontrar un camino propio, entre
Pollock y Rotho, entre el expresionismo y el action painting, pero
aun en esa época se observa un cierto atisbo de figuración...
Merrit Parkway - 1958
Entre medias, allá por 1945
y 1946 estaba tan escaso medios económicos que pintó una temporada
en blanco y negro.
Black Friday - 1948
Light in August - 1946
En 1948, tuvo su primera
exposición individual, y ya en la década de los cincuenta se dio a
conocer definitivamente con sus cuadros de colorido agitado y
composiciones explosivas
A partir de esa época se
dedicó casi en exclusividad al tema femenino. Sus series Woman
causaron furor. Eran composiciones un tanto obscenas, salvajes, con
los colores casi vomitados sobre el lienzo en los que muchos han
interpretado sus propios miedos sexuales. Representaciones femeninas en las
que los críticos ven mujeres devoradoras, con grandes bocas y
dientes, ojos desmesuradamente abiertos y pechos y muslos
completamente exagerados. Toda esa década se afanó en investigar en
ese camino, hasta que pasó a los paisajes y sus composiciones se
simplificaron claramente lo que da a entender que el género femenino
provocaba en sus obras una fuerte convulsión compositiva.
Door to the River - 1960
Rosy fingered Down at Louise Point - 1963
Woman - 1964
Villa Borghese - 1960
White nude - 1967
De nuevo en los sesenta volvió a explorar la figura femenina con furor, con vehemencia, e incluso podría decirse que con violencia.
Woman Accabonac - 1968
Woman VII - 1967
Con setenta años (nació en
1904) se enamoró perdidamente de una mujer mucho más joven que él,
lo cual se tradujo en una cierta relajación de su agresividad
pictórica, y abordó temas algo más “líricos”.
Untitled - 1983
Untitled - 1981
Untitled - 1986
Quality of a Paper - 1987
Unos años más tarde, fruto de su alcoholismo sin tregua y un incipiente alzheimer, terminó por dejar la pintura para siempre.
Pero para aquel momento ya se había convertido en el mejor pintor americano del momento, evitando cualquier etiqueta y cualquier corsé, navegando entre el color y las olas de sus profundas pinceladas.
Pero para aquel momento ya se había convertido en el mejor pintor americano del momento, evitando cualquier etiqueta y cualquier corsé, navegando entre el color y las olas de sus profundas pinceladas.
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