Es realmente curioso
comprobar, como si uno se propone buscar grandes creadores, artistas
y pensadores alcohólicos o que tuvieron durante su vida grandes
problemas asociados a la bebida, es fácil encontrar pintores,
escritores, incluso músicos. Cuando uno se adentra entre los grandes
arquitectos, cualquier referencia a la bebida, se censura, como si
éstos no fueran igual de humanos que el resto de los artistas y no
tuvieran los mismos vicios y las mismas adiciones.
En el caso de la
arquitectura, se sabe que Mies Van der Rohe era un bebedor
empedernido, o que Alvaro Siza durante periodos de su vida tuvo
graves problemas con el alcohol.
Cuando se construía el
Centro Galego de Arte Contemporáneo, recuerdo algún comentario
sobre el cual, el gran arquitecto portugués llegaba bastante
perjudicado, y una amiga que trabajaba con él en la constructora SanJosé, también
hacia comentarios en esa dirección. Dado que hablar sobre este tipo
de temas de grandes creadores vivos parece tabú, me he propuesto
descubrir para los neófitos en la arquitectura, la figura de uno de
los arquitectos más importantes de la historia, que para muchos,
junto con Le Corbusier y Mies Van der Rohe son la Santísima Trinidad
de las Bellas Artes constructivas...
Alvar Aalto no en vano era finlandés, y su nacionalidad está reconocida como proveedora de
grandes personalidades y también de grandes borrachos... Así a bote
pronto, cabe destacar al director de cine Aki Kaurismaki y al piloto de Fórmula 1, Kimi Raikonen.
Pero hablemos de Aalto. Su
amor por los bosques y su ansia integradora de la arquitectura en el
paisaje, tal vez provenga de que su padre era guardabosques, con el
cual pasaba mucho tiempo de paseo entre abetos y abedules.
Las tragedias tocaron de
lleno a Alvar Aalto a lo largo de su vida, pues su madre murió
cuando tenía 8 años, y posteriormente su hermano, y su primera
esposa, amén de las guerras y otras calamidades que sufrió con el paso del tiempo.
Desde pequeño tenía un
trastorno de dislexia, lo que hacía que se expresara a través de un
lenguaje extraño y distorsionado. Aunque su padre quería que
hiciera la carrera militar, estudió arquitectura, y en plena carrera
estalló la guerra civil (1918). Se alistó junto a los independentistas y
vivió las penalidades de esa guerra, además de la anterior y posterior Guerra Mundial.
Se casó con la arquitecta
Aino Marsio, forjando una pareja occidental, moderna, cinéfila y que
hablaba bien en inglés. Aalto siempre indicó que su esposa era la
responsable del cincuenta por ciento de su trabajo.
Durante su primera etapa como arquitectos, eclosionó el Movimiento Moderno del cual fue un destacado representante, y fue nombrado miembro de los Congresos Internacionales CIAM. Hacia los años 30 se trasladó a la capital y por esos años tuvo dos encargos que dejaron impronta en la historia de la arquitectura:
la biblioteca Viipuri
Durante su primera etapa como arquitectos, eclosionó el Movimiento Moderno del cual fue un destacado representante, y fue nombrado miembro de los Congresos Internacionales CIAM. Hacia los años 30 se trasladó a la capital y por esos años tuvo dos encargos que dejaron impronta en la historia de la arquitectura:
la biblioteca Viipuri
y el sanatorio Paimio, dos
obras emblemáticas y de una belleza sin parangón.
Como todos los grandes
arquitectos, Aalto diseñaba todos y cada uno de los elementos, y en
especial se dedicó al diseño de interiores y de mobiliario. Son muy conocidas sus sillas y taburetes a partir de madera
laminada que han formado parte de las obras culmen del diseño y
llevaron al diseño nórdico al culmen de la maestría y calidad. Aun
hoy en día la empresa Artek fundada y dirigida en aquel momento por
su esposa Amio, comercializa los muebles y diseños de Alvar Aalto.
El conocimiento del arquitecto, y su amor por la madera como materia
prima fue la base de algunos proyectos como el pabellón de Finlandia
en la Exposición Universal de París de 1937, que le llevó a sus
primeras exposiciones en el MOMA de Nueva York.
También indagó en la
producción de cerámica y vidrio, y su jarrón Aalto es también
reconocido como uno de los hallazgos de diseño más importantes del
siglo XX.
Denostado posteriormente en
su país debido a algún leve flirteo con los nazis se instaló en Estados
Unidos donde conoció a Frank Lloyd Wright. También cultivó la amistad de
Cézanne y Leger. Su inspiración a través del diseño y las otras
Bellas Artes se tradujo en la Villa Mairea, tal vez su obra maestra.
A raíz del diseño de ese proyecto, expresó: “La escultura y la
pintura son ramas del mismo árbol del cual el tronco es la
Arquitectura”.
La villa Mairea es una casa
en la que el agua, la piedra, la madera y el bosque conviven en una
armonía única, que se estudia en todas las escuelas del mundo.
Tras proyectar la residencia
de estudiantes del Instituto de Tecnología de Massachusetts, su
esposa muere, lo que le lleva a un estado de depresión que se
manifiesta sus posteriores proyectos y en una inmersión profunda en
el alcohol, lo generaría una crisis existencial que preocupaba a sus
amigos.
Para evitar dicha crisis
emprende un recorrido por Europa, para la cual contrata como ayudante
a Elsa Makiniemi, que posteriormente se convertiría en su segunda
esposa. Con ella consiguió escapar del pozo del alcoholismo y entró
en una nueva etapa creativa que derivaría en los proyectos de la
Iglesia de Vuoelsenniska:
la torre de apartamentos de Bremen:
o de
nuevo, otra biblioteca, en este caso la de Rovaniemi:
o la librería Universitaria de Helsinki:
Tras su muerte, a la edad de
78 años, su obra le convirtió en uno de los más prestigiosos
arquitectos de la historia, y en su honor se concede cada cinco años
la Medalla Alvar Aalto.
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